Uno de los nuestros..

La Voz de Galicia en su página dominical "En manos de" de hoy habla de "Uno de los nuestros" 

(Extraido de la Edición digital de La Voz de Galicia - Vigo 07/11/2010)

En manos de... Fabián Delgado Ramos | Rescatador del «pesca 1»

Dice que deseaba desempeñar su oficio desde que tenía cinco años, cuando su padre iba embarcado en un bacaladero que ardió en Terranova y lo salvaron con toda la tripulación

Xulio Vázquez En el Mundial de México 86, Argentina venció en la semifinal ante Inglaterra (2-1), merced a un remate de Maradona con el puño izquierdo. El propio astro argentino lo bautizó para la posteridad del fútbol como el gol «de la mano de Dios». En un día cualquiera de perros o en una noche infernal, alguien se debate entre la vida y la muerte pero, cuando está a punto de ser engullido por las olas, unas manos lo elevan hacia el cielo. Sin embargo, nadie dice que han sido las de un ángel salvador. Aunque también son las de hombres de carne y hueso, están hechos de una pasta especial. Es lo que les hace arriesgar su propia vida para salvar otras. Estos héroes anónimos tienen nombres y apellidos, como es el caso de Fabián Delgado Ramos (37 años). Está contratado por la empresa Inaer Helicópteros y trabaja desde hace dos años en el Servicio de Guardacostas de Galicia con base en Vigo, concretamente en el Pesca 1 . Antes, había estado tres años en el Helimer . -¿Cuál es su misión? -Nosotros hacemos rescates tanto en la mar como en la montaña. Pero también realizamos las inspecciones pesqueras para evitar el furtivismo. -¿Cómo llegó al «Pesca 1»? -Fue a pos de enviar currículos y tras un examen físico muy exhaustivo. Entonces, estaba enrolado en el buque hospital Esperanza del Mar , que cubría el banco sahariano. -¿Por qué rescatador? -Quizá se haya debido a un trauma infantil. Mi padre era jefe de máquinas de la Marina Mercante. Pero hubo un tiempo que trabajó en los bacaladeros, concretamente en el Dianteiro que ardió en llamas en Terranova. Recuerdo que yo tenía unos cinco años cuando sucedió este trágico suceso. Mi madre lloraba al enterarse de la noticia, porque iba mi padre en el barco. Pero yo la animaba, diciéndole que alguien iría a rescatar a los tripulantes. Ella, sin embargo, exclamaba: ¿Quién va a ir a buscarlos en medio de ese temporal y de noche? Tuvo un final feliz. Todos se salvaron y, desde entonces, quise ser rescatador. -¿Su bautizo de rescatador? -Fue en una noche de verano muy tranquila. Pero el hombre que debía rescatar estaba bastante grave. Había sufrido un accidente laboral en un barco de pesca frente a A Coruña. Tuve que bajar con un cable desde el helicóptero para subirlo a bordo en la camilla. -¿Recuerda todas las intervenciones? -Muchas. Las confundo. Prefiero no acordarme de ellas. -¿La más peligrosa? -En una cueva de Canarias, con el Helimer de esa isla. Fue una mujer que se suicidó y ni los Geas lograban recuperar su cuerpo. Tiemblo con solo recordarlo, porque era un acantilado y la mar rompía con fuerza. -¿En Vigo? -Bastantes. El último fue este verano, cuando un muchacho que no sabía nadar se ahogó en la playa de Saiáns. -¿Y rescates felices? -Muchísimos. Un rescate con vida no tiene precio, pero incluso el cadáver es un alivio para la familia. -¿La tripulación? -Piloto, copiloto, operador de grúa y yo, el rescatador. -¿Pasan miedo? -Se minimizan los riesgos. Digamos que tenemos un minuto menos de miedo que los demás. Bueno, un minuto tras otro mientras dura la operación. Yo bajo atado a un arnés por un cable que tiene el grosor de un bolígrafo, pero es de acero y aguanta bien de mí y de la persona que vaya a rescatar. El helicóptero se mantiene estable en el aire, sin moverse, porque son excelentes pilotos.

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Tiene la titulaciones española y británica de buceo y además conserva la boina verde de la Legión

Fabián Delgado trabajó de buceador en obras españolas, plataformas y monoboyas petroleras. También es técnico en pesca y transporte marítimo. Montó el emisario para llevar el agua al tanque de peces del Museo del Mar. Estuvo haciendo el mantenimiento de monoboyas para la empresa Petrogal en Leixoes y carga y descarga de petroleros. Dice que se sumergió en a más de 60 metros de profundidad. Fue en Escocia, donde sacó las titulaciones del HSE británico de buceo, certificadas por IMCA, además de las españolas.

Recuerda su estancia en el Ejército, concretamente en las operaciones de los boinas verdes, conocida como la BOEL (Bandera de Operaciones Especiales de la Legión). «Pasé dieciocho meses en Ronda (Málaga). Hacíamos de todo: paracaidismo, buceo, esquí, escalada, montaña...», señala. «Soy del curso 654 de cazador paracaidista. Hice más de veinte saltos y me gané la boina verde, que aún conservo con cariño», añade. Asegura que no le temblaron las piernas en el primer salto, «porque iba como una oveja. La mejor sensación se experimenta colgado del paracaídas, al ver como la tierra va hacia tí».